jueves, 9 de junio de 2011

Suficiente para 24 horas








Suficiente para 24 horas… ¿suficiente por hoy no te parece?

Capítulo 1… Una llamada, un cambio.

El reloj-despertador y radio marcaba las 7 y media, ¡como podría marcar cualquier otra hora!, pero ese era su momento, y eso no le hacia nada de gracia a Pablo y menos un lunes…
“Buenos días amigo, buenos días bienvenido al mejor día de tu vida, bienvenido al paraíso…”

¿Mejor despertarme así que mal acompañado?... creo que voy a terminar por detestar esa canción…

La ducha de todos los días consiguió por fin subir el ánimo pero no consiguió quitar de su pensamiento algo que le venía rondado su cabeza… “imagínate todos los días durmiendo con tu enemigo, disfrazado de la persona que más quieres, disfrazado de apariencia… sobrevivo sabiendo que por lo menos en mis sueños de esta noche no estara
…”
Maldita sea, esto es una jodida lacra, ¡vaya mierda…!

…Suficiente para 24 horas… ¿suficiente por hoy no te parece? Resuena otra vez en su mente…

Café, coche, gasolinera, teléfono…

Mientras tanto en el otro lado de la ciudad no muy lejos en el espacio y el tiempo…

Michelle no creía que pudiera llegar a tiempo, pero lo ha conseguido, “con una llamada, un cambio es posible, con una llamada un cambio es posible”… ¿crees que algo así pudiera funcionar? ¿crees que esta maldita ciudad se puede humanizar un poco con esto?
Michelle: -Si algo se es que necesitamos un poco de esperanza Joaquín, no crees, ¿cómo si no piensas que has podido acostarte conmigo la pasado noche?... Antes que Joaquín sacara su merecida réplica ya los labios pintados de Mill, como la llaman todos, se encargo de apagar el fuego de golpe haciendo de las suyas en los indefensos hocicos de Joan.



Eran las 10 de la mañana y Pablo estaba delante del teléfono como todos los días dispuesto a escuchar a un alma deseosa de ser escuchada. Pablo, solo deseaba una cosa La llamada de Melena. El sábado la llamada, todo terminó mal, muy mal y esperaba que por fin terminar con éxito este caso.
Pablo, empezó a recordar que sentido tenía toda su vida, ayudar en la clandestinidad, pasar desapercibido es su trabajo y hacer que la cosa cambie de una ver por todas…
Las llamadas se sucedían, gente de todo tipo entraba en su línea contando sus problemas, ansiosas de ser sólo escuchadas, la mayoría de las veces y otras, no tantas de ser aconsejadas: amor, infidelidades, amistad, trabajo, familia…Pero fue a las 23 horas cuando por fin escuchó su voz temblorosa y contrariada: “Estoy en pijama empapada por la lluvia, me duele todo, no se que hacer…”

Continuara…









Reflexión: Comienzo con este primer capítulo una novela, el método utilizado, la improvisación, si bien tengo unas ideas claras otras no las tengo tanto… solo espero pasármelo bien escribiéndolo y que también lo hagan los que me siguen.

¡Un saludo a todos!

4 comentarios:

Irene Comendador dijo...

Marcos que nombre mas bonito, y si, a veces no hay que tener muy claro que es lo que queremos escribir, solamente escribir disfrutando, yo ya casi solo lo hago de esa manera, y te aseguro que me esta dando muy buenos resultados, no por nada, solo me gusta mas luego lo que leo y me encuentro, jajaja
Besazos mi chico, te me cuidas mucho y pasa un fin de semana genial

MUAC!!!!!!!

José Antonio (Joanimiko) dijo...

Hola Irene!! Fin de semana genial... tus palabras se han hecho realidad... espero que las de tus relatos no sean igual de fiables... si no me veo con dos agujeros en el cuello (entre otras cosas) noooooooo!!!!!!
Bueno, posss gracias por sus deseos y le deseo a vos tb. buena semana.
Por cierto, gracias por lo de Marcos!!

Dana Eva dijo...

Improvisar, siempre una de las mejores técnicas para sacar en palabras el lío de ideas que uno tiene hecho un menjunje en la cabeza.
Te leo, a ver con qué me sorprendes en esta historia. Besotes

José Antonio (Joanimiko) dijo...

Hola!! Gracias por tu visita!! Eres siempre bien recibida. Besos!!


¡PALABRAS!

“Palabras para cantar. Palabras para reír. Palabras para llorar. Palabras para vivir. Palabras para gritar. Palabras para morir”
J.A. Labordeta.