lunes, 3 de mayo de 2010

Reflexiones en torno la palabra: ¡hola!






Hola es la capacidad de estrenar realidad, de acoger acontecimientos:
¿Cuándo eres una persona anciana o vieja? Cuando ya no puedes estrenar la vida, cuando solo vives como mera rutina y repetición de circuitos adquiridos.

La tarea de la cultura es programarnos y la del ser humano la de desprogramarse. Decir hola es abrir una puerta al asombro, es decir hola a la libertad. Soy libre para saludar a la realidad por la que quiero y elijo entrar en contacto.

Decir hola es abrirse a todo aquello que puede mejorar la calidad humana y el aprendizaje en nuestra vida.

Decir hola es decir que muchas cosas que me va a pasar en la vida no las puedo controlar, no puedo controlar que alguien llame al timbre de mi puerta pero si puedo hacer ,en el momento que decido si abro o no abro , si observo o no por la mirilla, si al abrir sonrío o no sonrío pues todo eso es mío me pertenece, soy yo. Hola también es una apertura a la realidad. Puedo no decir hola e inventarme un mundo. Decir hola es que algo o alguien va acontecer en mi vida, es aventurarme en el complejo mundo de las relaciones humanas, de las experiencias que dejaran huellas en mi ser existencial.

Negar un hola no es solo negar un saludo, sino negar la capacidad de conocer a otras personas y por ende de conocernos a nosotros mismos, de perdonarnos y perdonar al otro de entender mejor la realidad que en un primer momento se nos antojó hiriente e injusta.

Hola es una invitación a la convivencia, al pluralismo, a la relación profunda: Hay personas que siempre tienen la palabra hola en el corazón como expresión de la disponibilidad y la acogida. Si esta palabra va acompañada de un gesto de apertura de escucha hará que el puente tendido hacia el otro sea amablemente transitable.

Escuchar un hola puede despertar nuestras defensas y desatar nuestros miedos, pero si no nos encerramos en ella, nos bloqueamos por los miedos, la palabra hola, es una mano tendida, un contacto humano.


Fuente: Treinta Palabras Para la Madurez de José Antonio García


Reflexiones:

¿De que manera decimos hola?
¿Qué holas damos? ¿Holas cercanos y calurosos o holas lejanos, que son más un adiós que otra cosa?
¿Cómo se mide el valor de un saludo? ¿Sabemos realmente medir lo que implica para nosotros decir hola? ¿qué hay después de decir hola?

Muchas preguntas me hago respecto a este tema. Al escribir de una isla que no es la mía la palabra hola adquiere una especial relevancia. Continuamente me despido y saludo cuando salgo de mi isla e igualmente me ocurre en la que estoy trabando. Valoro mucho que una persona me diga, ya nos veremos cuando vuelvas y también valoro un adiós espero que te vaya bien, hasta otra. Etc.

En mi trabajo saludo a todas las personas que trabajan en el mismo, siempre dispuesto a escuchar otro hola, etc.
Si acaso lo que me cuesta más es decir hola a alguien que no conozco, o decir hola en un ambiente que no es el mío, pero creo que es normal.

Bueno, se podría decir más cosas, pero ya a estas horas mejor no mas. Y ¡hola a todos-as.!

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¡PALABRAS!

“Palabras para cantar. Palabras para reír. Palabras para llorar. Palabras para vivir. Palabras para gritar. Palabras para morir”
J.A. Labordeta.